viernes, 26 de febrero de 2010

Hay momentos en los que este blog me pincha...

Hay momentos en los que este blog me pincha, me pincha el alma.
Me duele, me muerde casi. Y aunque es cierto que logro convivir mejor conmigo misma cuando puedoo expresar lo que siento o me pasa en palabras escritas, el asunto es el tema, el motivo inicial que me impulsó a escribirlo.
Creo que, si pudiera elegir, preferiría que mi irregular adopción, y su interminable repercusión a lo largo del entero desarrollo de mi vida, no existiera. Si pudiera elegir, desearía que no tuviera yo ese inevitable tiempo que invertir en este algo siempre informe que necesita constantemente drenarse.
Y eso que no puedo decir que esta historia me haya llevado a cometer grandes desastres con mi vida. Entiendo que el conflicto principal que me aqueja no pasa por ahí. Ya que mi personalidad no tiende a actuadora, sino más bien a reflexiva, lo cual me ha ayudado mucho a cuidarme muy bien de no repetir vivencias, la de abandono por caso.
Al contrario, mi vida consiste, en una medida importante, en un intento constante de reversión de ese aspecto, gracias a lo cual acumulo sinnúmero de experiencias vitales de cuidar a y de ser cuidada por los otros.
Más bien me parece que el problema que experimento por estos días es una cuestión en el área de mis sentimientos; que hace que no pueda llevarme bien últimamente con esta historia y, a consecuencia de ello, con la escritura de este blog.
Es por eso que digo, sostengo, reitero: últimamente este blog me pincha. Lo digo en el sentido de punzante, y también, de cierto desinfle.
Porque cuando me siento frente a la máquina y comienzo a escribir, si o si entro en contacto con esas sensaciones bien profundas de ausencia, de agujero, de pérdida, de vacío…
Uso diversas palabras porque no encuentro una única y sola que defina ese desasosiego que me inunda por momentos, esa sensación de una relación vital, visceral, absolutamente elemental, que no fue, que no se dio, y que ni siquiera tengo en claro que sea justo llamar abandono.
Y luego, por fuera del vaivén de los sentimientos, está el contexto.
La vida con sus dificultades que nunca faltan, y más últimamente, ese malestar que subyace a nuestra condición de adoptados ilegalmente que por momentos se manifiesta en atisbos de discusiones que se arman en la web entre algunos de los participantes de los distintos grupos de Facebook, blogs, etc que tienen como objetivo abordar de alguna manera nuestro problema en común.
Así sucede que termina transformándose en una situación de enfrentamiento, algo que en realidad es un padecimiento compartido por tod@s, en el que tod@s sufrimos y hacemos con ese malestar lo que podemos.
Los años que llevo de búsqueda, no digo infructuosa, pero si de no haber llegado todavía al meollo de los datos sobre mi origen, me han llevado a pensar que no existe una sola forma de buscar.
Que es fundamental correrse de visiones mesiánicas que nos hagan ilusionar, aunque sea por un instante, con la idea de que existe una manera única, o mejor, y que si la seguimos encontraremos y de lo contrario no.
Que lo que hacemos son búsquedas, variadas, diferentes tipos de intentos, que seguimos caminos muchas veces distintos en los que podemos acompañarnos y alentarnos a seguir cuando flaqueamos, porque el trayecto es arduo, muy arduo.
Que incluso una misma persona, pasa por distintas etapas en su búsqueda.
Que los tiempos internos no son siempre iguales, y que por tanto, si un@ siente que no es momento para algo, por más que ayudase a la búsqueda, no se está perdiendo un tren que no va a pasar nunca más, porque la vida siempre nos da oportunidades.
Y porque es importante reconocer que estas búsquedas de origen, también nos dan miedo y a veces uno se traba un tiempo. Ya se podrá seguir adelante…
Ojalá que entre tod@s podamos acompañarnos, sin autoritarismos, con respeto por las diferencias individuales y la diversidad de elecciones. Que podamos aceptar el hecho de que cada un@ hace lo que puede, en el momento que puede.
Y ojalá también que este blog ¡deje de pincharme!

jueves, 18 de febrero de 2010

Una madre escribe su segunda carta

Por muchas cosas que haga, que trabaje, intente tener ideas, proyectos ajenos a ellas, es innegable que son mis hijas el motor que impulsa mi vida. Quizá los demás no lo notan. Pero yo sé que es así. Frente a mi misma sé que es así.
Basta que surja la voz de alguna de ellas venida del fondo de su dormitorio, que aún inmersa como me encuentre en mis propias actividades o urgencias cotidianas, ahí voy yo, de inmediato, dispuesta desde el fondo de mi ser a ayudarlas. Me brota, como si fuera un gesto surgido de mi naturaleza; justamente yo, que nunca creí en esa cuestión de la maternidad como algo venido de las vísceras de una.
Es probable que mis palabras puedan resultarte hirientes, como un acto de alarde de mi parte, de los cuidados y la atención que te fueron negados; no es mi intención hija.
¿Cuál es mi intención al escribirte entonces? Creo que no lo sé todavía.
Hoy por hoy, obedezco más bien a un impulso, sí, el que surgió en mí de recontactarte a partir del momento en que te ví, como dibujada, en la pared descascarada del contrafrente ¿recordás?
Supongo que me propongo darte al menos la oportunidad,a través de estas cartas, de conocerme. Que sepas de las contradicciones de las que estoy hecha. Esta, una de tantas: ¿Cómo puede ser que a mis cincuenta y pico sea así, con esas dos hijas ya grandes, una a punto de terminar su carrera y la otra que ya va por el tercer año de facultad?
Yo, que respecto de tu nacimiento me comporté como una especie de monstruo sin alma, desoyendo, si es que la hay, si es que existe, la voz de la sangre, y hasta la de la compasión humana más elemental.¿Cómo puede ser?
No lo sé; desde aquí parada como estoy, en el momento actual de mi vida, no lo entiendo. Por eso tampoco espero que puedas vos entenderlo, ni perdonarme.
Tal vez podría intentar balbucear explicaciones posibles: era chica, no tenía apoyo, me sentía sola, me pareció imposible de abarcar lo que se venía…¿qué decir?
Sin embargo no resultan argumentos suficientes que justifiquen la decisión que tomé. Porque haya sido como haya sido, aún al borde del precipicio en el que me encontraba, yo la tomé.
Sólo me queda una cosa por hacer hija, además de continuar escribiéndote así, cartas en el aire, una cosa que me surge como necesidad urgente. Y es PEDIRTE PERDON. PERDON. PERDON.
Perdón por dejarte
por arriesgarte a manos desconocidas.
por no animarme a enfrentar la vida que venía a tu lado.
Perdón.
Por tratar de salvar mi pellejo
por haberme negado a crecer de golpe
por sembrar en tu vida el sentimiento de abandono
Perdón, sobre todo, por todos estos años que seguí viviendo como si no existieras,
Como si nunca hubieras nacido, como si no me importara nada…
Perdón. Perdón. Infinitamente te pido perdón.
¿Podrás? ¿Sabrás alguna vez perdonarme hija?
Se viene a mi mente la historia de La Magdalena ¿la conocés?
Un relato que conservo muy vivo de las clases de religión de la escuela a la que asistía.
Ella era una pecadora, y se enteró de algo así como una fiesta o una cena a la que iba a acudir Jesús, así que tomó los aceites, perfumes y ungüentos que utilizaba en su tarea de prostituta imagino, y allá fue, dispuesta a conseguir su perdón. Su atención. Su reconocimiento.
Cuenta el relato bíblico que llegó frente a él, se arrodilló a sus pies y comenzó a ungirlos con los elementos que había llevado. Se los masajeó, cubriendo sus pies de besos, y hasta se los secó con sus largos cabellos.
Será que todo eso puede hacer el ansia de redención hija.
Creo que hoy soy yo La Magdalena. Y estoy a tus pies, para pedirte perdón. Aún sabiendo que no tengo derecho adquirido como para pedirte nada.
Sabé cuando menos de mi arrepentimiento, de mi enorme, inacabable mientras dure mi existencia arrepentimiento.
Hasta pronto hija,
Hispana ( Tu madre sin derecho a firmar como tal)

miércoles, 3 de febrero de 2010

Esa rara especie de los adoptados irregulares

Buen día, a pesar de la lluviosa mañana...interesante, se presta a reflexionar...
Ya se sabe,somos muchos, muchísimos los que buscamos nuestros orígenes en nuestra Argentina. Se sabe y se ve, se palpa en la web por caso: blogs, notas, grupos de facebook, de todo tipo...
Para muestra,el grupo que armé hace un tiempo en facebook, fundamentalmente destinado a familiares que han entregado niños/as, bebés en adopción en algún momento de sus vidas,abunda y sobreabunda, como no podría ser de otra manera,de gente que busca sus orígenes...
Y sí...¿ y qué les vamos a decir? "Acá no es", "Grupo equivocado"? ¡No!...al contrario;les decimos: "¡Bienvenidos!".A este, a ese, y a cualquier otro espacio en el que sientan que encuentran, que encontramos, cabida. Que ya bastante excluídos estamos de nuestra familia original...
Y así,tomándole un poco el pulso a los comentarios que van llegando al grupo,se me ocurre, con perdón de la expresión,que somos una especie de bicho de dos clases.Habemos aquellos que carecemos de datos fehacientes que nos aporten pistas desde las cuales buscar, y andamos ahí, por momentos sufrientes, por momentos esperanzados, arrastrando nuestros pies por la web, por la vida, por las búsquedas, y habemos otros; los que poseemos datos concretos: nombres y apellidos, partidas de nacimiento, lugar donde se produjo, etc, y que a pesar de eso, tenemos trabas, interiores, para poder enterarnos de que es así.
Generalmente esas trabas tienen que ver con miedos: a qué pase con quienes nos adoptaron si tirampos del hilo que desenmarañaría nuestro carretel, qué podríamos llegar a encontrar, tantas cosas...
Tal vez por eso, por todo eso,necesitamos armar juntos una red de contención que nos permita ejercer, unos para con otros, la función de ayudarnos a despejar estos miedos. ¿ Cómo? aportándonos la información veraz, esa que va más allá de los prejuicios de que puede pasar si hacemos tal o cual cosa... y además, y por sobre todo, apoyarnos afectivamente. Animándonos a la búsqueda, si es que deseamos hacerla, dando por descontado que son muchos y muy grandes los sentimientos que se nos van a movilizar al hacerlo, la estantería emocional entera!!
Tratemos de pasar un buen día...bienvenida la lluvia, como bienvenida la vida que nos tocó...