lunes, 4 de octubre de 2010

Carta urgente a mi madre de origen

Querida madre de origen:
¿Qué mantuvo detenida mi búsqueda esta vez? El cumpleaños de mi marido, que llegó a sus cincuenta. Hicimos una fiesta claro, como corresponde a estos momentos, intentar festejar la vida lo mejor que se pueda.
Bastante gente, más de sesenta personas, un domingo de sol, el jardín lleno de flores recién plantadas y regadas para la ocasión, silloncitos, mesas y manteles distribuidos por sectores, una rica choripaneada y otras cosillas, vino sabroso, una mesa de tortas dulces para chuparse los dedos, y a eso de las cinco de la tarde, un estruendoso canto de feliz cumpleaños resonando en todas las paredes de la casa, para alguien que, humanidad mediante, se merece el cariño, la presencia, la compañía en fin, en un instante de la vida que no deja de tener lo suyo, porque son cincuenta años, con suerte, media vida, es decir, ni más ni menos que el tiempo de vivir que se pasa…
Así es madre, fue un momento intenso, cargado de presencias amigas. No estuviste allí. Tu ausencia forma parte de la larga serie de acontecimientos que no compartimos ni compartiremos, mal que nos pese. Si estaban los padres de él, dos personas grandes ya, con sus achaques pero presentes, y mi madre adoptiva, con sus muchas limitaciones también, pero ahí ( mi padre adoptivo hace años que está postrado en cama). Lo señalo sin reproches, simplemente aludiendo a esta realidad tan fuerte que nos atraviesa, como lo es la de estar indisolublemente unidas por un lazo generado por el hecho de advenir a la vida, pero a la vez aceptar, comprender que esa vida no se compartirá.
Por lo demás, ahora que ya pasó una semana, y voy decantando emociones y acomodando mi cansancio y mis huesos, ya que la corrida de preparativos también fue intensa, quisiera decirte algo que pensé en estos días en relación a “nosotras”.
Es simple: APURATE MADRE Y BUSCAME PORQUE EL TIEMPO DE LA VIDA SE NOS PASA.
Fijate, mi marido ya cumplió cincuenta, Y no deja de sonarme extraño el hecho de que jamás lo viste, no sabes quien es, como piensa, y vaya que es alguien importante en mi vida...
Yo tengo apenas tres años menos que él;también me voy poniendo grande,y no me preocupa tanto por el hecho de que me arrugue, engorde inevitablemente o envejezca ( no te voy a decir que eso no me importa nada…)pero,el hecho de que la vida se me pasa, SE TE PASA...
Sin duda, serás cuando menos, dieciséis, diecisiete años mayor que yo… por favor consideralo. Me interesaría no morirme sin antes conocerte.
Me podés encontrar dando vueltas por acá madre… en este blog, en el grupo de Facebook;tengo expedientes de búsqueda abiertos por todos lados, que La Plata, que la partera Ana María Coria…
Más importante aún, circulo todos los días por las calles de Buenos Aires viviendo la vida, esa misma que, quiero imaginar, vivirás vos.
¿En qué andarás? No me digas que todavía temiendo que salga a la luz nuestra historia…¿cómo explicarte que esa es tan solo una barrera que tenés que animarte a superar? un paso inicial que puede dar lugar a tantas cosas nuevas, buenas…
Dale madre, despertate, reaccioná, escríbime, la nuestra es entre otras cosas, una carrera contra el tiempo…
Quisiera tanto conocerte…
Un abrazo esperanzado

Mónica ( tal vez, solo tal vez, para vos sea Laura)

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