miércoles, 13 de enero de 2010

Primera carta de una madre

A mi hija:

Es extraño escribirte. Y es la primera vez que me animo a hacerlo. Ayudada tal vez por el hecho de saber que lo más probable por el momento es que no leas esta carta.
Sos mi hija perdida; mi hija perdida y en algún sentido últimamente recobrada. Recobrada para mis adentros.
Sucedió a partir de que estuve varios meses con ataques de pánico, lo supe después, unas sensaciones de asfixia y falta de aire al punto de cerrárseme la garganta que me obligaron a consultar a un psiquiatra, el que me medicó, y sugirió que escribiera sobre mis angustiasy sobre las cosas que él notaba que me costaba tanto hablar, ya que la mayor parte de la entrevista permanecía callada.
Le hice caso , y lo que nunca en mi vida, comencé a escribir un diario íntimo, un diario que página a página me recordó lo que tenía hasta olvidado: tu existencia hija…
¿ Cómo se puede? Te preguntarás…yo tampoco lo entiendo…
Dos meses escribiendo, cada mañana. Le tomé el gusto; me levantaba más temprano especialmente para hacerlo.
Al principio surgían temas triviales, cotidianos, hasta aquel día, en el que el nudo en la garganta era de tal magnitud que tuve que pararme de la mesa y abrir la ventana de par en par para tomar el aire… y fue ese el preciso momento en que te vi.
Como si estuvieras dibujada, en la pared descascarada del contrafrente del edificio en que vivo. Ahí estabas: tu carita morada de recién nacida, algo arrugada, y los oscurísimos ojos que sobresalían en esa cabecita pequeña con una suave, escasa y oscura pelusa desordenada apuntando a direcciones diversas por cabello.
Y tu cuerpecito, largo, delgado, contorsionándose en espasmos de llanto. Igual, exactamente igual que aquel único y brevísimo instante en que te vi pasar en brazos de la partera.
Ahí fue cuando recordé hija…¿ cómo pude olvidar, borrar arrancar así de mi vida una historia tan…¿ cruda? ¿cruel? No sé. No sabría cómo llamarla…
Fue como recobrar repentinamente la memoria, después de atravesar un prolongado período de amnesia; desde ese momento, mis síntomas cedieron, y se deshizo de inmediato ese horrible nudo de garganta que sentí tanto tiempo.
También estoy recobrando lentamente la capacidad de pensar, aunque no es fácil porque los pensamientos muchas veces son tortuosos; siento culpa, mucha culpa. Y me da una gran vergüenza lo que hice, como actué.
Aunque supongo que es mejor que funcionar como una máquina sin alma, que es lo que fui todos estos años.
¿Qué más decirte hija? Por el momento que sepas que existo. Que pude dejar de negar frente a mí misma tu propia existencia. Sé que es muy poco, que suena cruel, que es cruel, pero no sé, algo en mí lo ve como una especie de punto de partida. ¿ Estaré muy loca?
Es que creo que si puedo recuperar, al menos en mi conciencia, este vínculo con vos que arranqué de mi vida…tal vez no todo esté perdido…tal vez no esté yo perdida por completo…tal vez se pueda reparar en algo el daño ocasionado…
Gracias por existir hija.
Hispana (No me atrevo a firmar madre)


.

miércoles, 6 de enero de 2010

Propósito de año nuevo

No pude escribir en diciembre. Me refiero a algo nuevo que saliera de mí. Y creo que no se debió al trajín práctico y a ese cierto grado de stress que producen las fiestas. No fue eso.
Fue que no quise repetirme a mi misma. Me aburría la idea de reiterarme.
Cuando por fin me decidí a escribir este blog, después de rumiarlo mentalmente mucho tiempo, me impulsó a concretar la movilización interna que todos los años me produce la fecha del día de la madre: decir algo de eso que tanto quema por dentro. Y ahí fue que comencé. Enhorabuena. Octubre de 2009.
Por supuesto que una nueva revolución interna se desató cercana a la fecha de navidad y fin de año. Pero qué decir de ella sin que se transforme en una queja reiterada y aburrida para mi y para los demás.
Fue así, dando vueltas, que estos últimos días releí unas cartas que algunos años atrás había comenzado a escribirle a mi madre de origen. Y recordé que al tiempo de haber escrito unas cuantas de éstas, se me había ocurrido la posibilidad de que la madre biológica responda.
Así es que en estos últimos días convergieron en mi mente estos asuntos más otro que va ya en un nivel de inquietud que se profundiza: ¿Por qué las madres y padres que entregaron en adopción no se expresan? ¿Por qué no se dejan ver? ¿Por qué es tan difícil lograr esto? Y son estas preguntas que gravitan siempre, mucho más aún, desde que veo que en la web por caso, las búsquedas que abundan son de hermanos que buscan hermanos/as, o primos, muchas veces a partir de relatos de padres enfermos que no quieren morir sin transmitir el legado de la búsqueda...
De hecho, y tan solo como ejemplo, al grupo de Facebook (ver enlace) ¡No se le anima nadie!
Está bien, podrán decirme que le falta difusión, lo acepto, pido que me ayuden en eso si pueden, pero lo real y concreto es que en los años que hace que busco mis orígenes, por tierra y por web, solamente un par de veces encontré madres que buscan; una, totalmente consciente que era de que le habían robado su hijo recién nacido de la clínica, y otra…esa única, valiosísima otra que confesaba haber entregado y deseaba reencontrarse…
Así es que a falta de la aparición de una madre biológica, de origen, cómo se llame, pero que sea de carne y hueso, ¿qué pasaría si desarrollo, en un nuevo gesto de desesperación de los que me caracteriza, una madre inventada por mi escritura?
La verdad, es lo que pienso hacer…