jueves, 27 de septiembre de 2012

Ultima entrada de "Aquí estoy familia biológica"

Cuando inicié este blog, en octubre de 2009, la expresión “ Aquí estoy familia biológica” surgió como una especie de grito venido desde muy hondo; fue la manera más auténtica y directa que encontré en ese momento de responder a una necesidad muy intensa: buscar y encontrar a mi familia de origen. Su contenido entero es primordialmente vivencial; el testimonio del recorrido de una búsqueda exterior pero también, lo supe a medida que escribía, hacia el interior de mi misma. El hecho de escribir en él, me resultó de suma importancia para transitar los ímpetus de búsqueda de ese tiempo contando con un espacio en el cual volcar sentimientos y vivencias, y en varias ocasiones llegar a entenderme a mi misma en las contradicciones interiores que fue generando un camino que en un principio imaginé de una sola mano y con una única salida: el reencuentro con lo perdido. Sin embargo, el trayecto mismo se fue revelando como no lineal ni de mano única. Señalo como un hito del camino la posibilidad de reencuentro del año 2011, aquella que llegó hasta las instancias mismas del cotejo de ADN. Porque fue un suceso que implicó un importantísimo darme cuenta. Darme cuenta de que encontrar mis orígenes y por sobre todo a las personas vinculadas a él, muy probablemente resultaría en un hecho de una enorme complejidad y de muy difícil y trabajosa absorción. Solo pude descubrir esto cuando estuve en las puertas mismas de la posibilidad de encontrar, aún cuando se trataba de gente sumamente amorosa y comprensiva. Sin llegar a experimentarlo como tal, ya que el resultado del estudio fue negativo, desde la antesala pude ver que la realidad de un reencuentro, moviliza un quantum tal de emociones que no es para menospreciar. Que si se produce, algún eje muy central de nuestra persona se corre y la vida toda se mueve. Puedo imaginarme, sin embargo, que una vez superado un primer y fuerte impacto, los cimbronazos cesan, todo vuelve a su lugar, y luego la vida se reorganiza y continúa. Como cuando en una ciudad sucede un terremoto. No deja de ser esta, una vez más, la expresión de una sensación absolutamente subjetiva, que no tiene que ser tomada como una descripción de una vivencia universal. En lo que a mi respecta, fue el punto a partir del cual empecé a pensar que muy probablemente no es una familia lo que quisiera encontrar. Que mi objetivo se reduce en la actualidad a poder encontrar algún dato, referencia histórica, algo, que me aporte en lo que hace a la inscripción en un linaje, que por supuesto incluye y se completa con todo lo aportado por la familia que me crió. Por lo demás, he llegado a la conclusión de que cuando, como es mi caso, los padres llevan a cabo la adopción de manera desprolija y por fuera de la legalidad, instalan por fuerza, en ese hijo/a así obtenido, una necesidad que se les volverá insoslayable en algún momento de sus vidas: la de buscar su origen. Y todo porque en ese borrado de las huellas que inevitablemente provoca la maniobra ilegal, transforman en imposible lo que es posible para aquellos adoptados legalmente: saber acerca de sus orígenes. Y se sabe, el deseo humano se fortalece, multiplica y potencia en la medida que no logra ser alcanzado… En la actualidad, a punto de cumplirse tres años de la primera incursión en este blog, vislumbro la posibilidad de un pasaje a un espacio distinto, en el que pueda aunar el relato de lo más vivencial y catártico que en muchas ocasiones requiere este tipo de camino, con comentarios de lecturas y reflexiones frente a tantos desafíos presentes y futuros que el tema plantea. Doy así por finalizado este significativo y entrañable espacio de “Aquí estoy familia biológica” para seguir compartiendo vivencias, experiencias y reflexiones en un nuevo blog que se llamará “Temas de identidad y origen”, en el que comenzaré a escribir a la brevedad. Millones de gracias a todos/as por leer estas entradas a lo largo del tiempo en que desarrollé este espacio. Nos estamos viendo en el nuevo para seguir intercambiando. Mónica