Volvió a pasar. Una vez más. Lo de siempre. Que los días pasan, las cosas suceden, y mi tema, el del origen, queda interminablemente relegado, amenazado por la posibilidad, cierta, siempre latente de volverse nada, una nada…
Yo sabía, era consciente de que estaba postergando; A pesar de que me acordaba muy bien de las sensaciones del mes de octubre, y de ese propósito cuasi frenético que me había surgido de escribirle a ella: a la madre biológica/ la del origen.
Pongamos entonces que estuve juntando fuerzas y que esta mañana me decidí a arrancar de nuevo. Me decidí, me decidí, no, digamos más bien que hubo algo que me impulsó: el estímulo que me dio escuchar en la radio la situación respecto del proyecto de ley de creación del instituto nacional de datos genéticos. Porque me hizo acordar que algo de eso tiene que ver conmigo, que por ahí anda mi historia…
Por lo que escuché y leí esta mañana, si ese proyecto de ley se aprueba, su competencia se limitaría exclusivamente a causas relacionadas con el terrorismo de estado entre los años 1974 y 1983.
Asunto que me arroja de cabeza a mi y a otros tantos miles, como tres millones señalan algunos datos, a la condena sin fin no solo de ausencia de respuesta, sino también de ámbitos en los cuales buscarla: porque ¿Qué nos queda por hacer a tod@s aquell@s a quienes nos ha sido suprimida, tergiversada o alterada de alguna forma sancta o non sancta nuestra identidad de origen, que también somos argentin@s aunque no nacimos en esos años?
Diríase que vengo a ser algo así como una especie de tonta por haber nacido en 1964. Ya que aunque haya tenido dudas sobre la fecha precisa de mi nacimiento durante toda mi vida, aunque no conozca mis antecedentes genéticos ni históricos, ni nada, el solo hecho de que mi entrega en “adopción” no esté enmarcada dentro de determinados años y acontecimientos históricos, hace que l@s que habemos estas situaciones, nos tengamos que arreglar sol@s, cómo podamos, cómo mejor se nos ocurra, en el intento de aclarar una historia, que se sabe, es bastante más compleja de resolver que buscar una aguja en un pajar. Y va dicho con conocimiento de causa.
Así las cosas, creo que lo escuchado y leído, corrió mi foco, porque el caso es que yo había pensado en comenzar este texto con un encabezado del tipo “Estimada madre de origen” o “ Desconocida madre” o alguna cosa por el estilo, que fuera dirigida a la persona de mi desconocida y ausente madre de origen.
De todas formas, no me arrepiento del rodeo.¿ No sería acaso maravilloso que nosotros también tuviéramos un banco nacional de datos al cual acudir, en el cual se almacenara el ADN de unos y otros/ otras ( hij@s entregados, madres buscadas, porque no padres…)?
Permítasenos soñar despiertos por el momento. Tal vez algún día, no lejano, podamos entre tod@s hacer algo para lograrlo.
jueves, 5 de noviembre de 2009
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Laura, no solo me gustó tu nota sino que me dejó pensando muchísimo sobre esta ley ! Tus comentarios van mas a haya de tu situación personal; creo que tendrías que hacer llegar esto a distintos medios de comunicación (radios, cartas a lectores en diarios y revistas, etc.)
ResponderEliminarGerardo
Laura, gracias por pasar por mi blog y por comentar :) Leí tus artículos y me parecieron muy buenos. Me gusta como escribís ¿algo que ver con las letras tal vez? La manera en que vas hilando tus sensaciones y tus sentimientos...
ResponderEliminarCreo que como vos decís, esto también se trata de elaborar. Poner en palabras es elaborar. Y creo que es sano y necesario hacer que este camino cueste menos... Ojalá podamos encontrar lo que estamos buscando!
Un beso grande!!
Patri
http://completandomihistoria.blogspot.com