Le escribí una primera carta a la madre perdida. La del origen, la de tantos rótulos posibles, pre armados desde fuera todos ellos. Porque lo que es desde mi,no sabría como llamarla. No encuentro ningún nombre que le encaje.
Además, a excepción de ese primer y único momento de cruce de nuestras vidas, el del nacimiento, del que tampoco sé nada, si fue breve, duró segundos, o quizá nada, como,fue el parto, normal , sencillo, complicado...
A excepción de ese contacto, fugaz seguramente, nunca más supe nada de ella.
Lo que sí sé, es que la pienso mucho. Siempre. Aún cuando no esté concientemente pensando. Pero está. Ella está. Al punto de que cuando le escribí la carta no me pareció que estaba dirigiéndome a una desconocida.
Mientras escribía, se me interceptó un pensamiento que ya me vino otras veces: la web, los sitios, los blogs, los medios de comunicación todos, están colmados de gente que busca sus orígenes. Pero no puede decirse lo mismo de madres o padres que hayan entregado hij@s y se encuentren activamente buscándol@s.
De hecho, en las supongo más de miles de veces que incursioné en la web estos últimos años a causa de esta búsqueda, solamente una vez me topé con una historia de una madre de origen que había cedido su hija al nacer y quería reencontrarla.
Supongamos que haya más y que no me haya topado yo con ellas. Demoslo por probable. Sin embargo, aún así, digamos que es un ínfimo índice estadístico si lo comparamos con la cantidad de hij@s que buscan.
Es un dato que una y otra vez llama mi atención, y no puedo menos que preguntarme sobre el porque de este desfasaje que no podría fundamentar fehacientemente, pero se me hace letal.
Letal sí. Para las búsquedas; y para las conciencias. Porque mi mente, subjetiva y emocionalmente involucrada en el problema, no por ello deja de darse cuenta de que si existiese una mayor reciprocidad en las búsquedas, muchos más hij@s encontraríamos nuestros orígenes.
Siempre supuse que del lado de las madres y padres que decidieron entregar un hijo, el dar lugar al reconocimiento de un deseo de búsqueda primero, y un accionar consecuente después, debe de ser algo muy difícil de llevar a cabo.
Porque me imagino que implica inevitablemente enfrentarse a viejas culpas, probablemente bien sepultadas.
Ya que buscar significa renunciar a la acción de poderosos mecanismos internos que ayudan a negar, relativizar, ocultar, a veces hasta olvidar…
Sin embargo eso nos ocurre también a l@s que estamos de este lado, ya que nos vemos compelid@s a vencer fuerzas sociales, familiares, y de nuestro propio interior que por momentos desalientan el genuino deseo de no pagar el costo de falsearse a si mism@.
Así que, en lo que a mi respecta, madre y padre de origen, les rogaría que no se queden paralizados por el temor a una condena de mi parte. El tiempo que hace que estoy en la vida, me fue mostrando que cada quien hace lo que puede, y que a veces se pueden diferentes cosas en los distintos momentos por los que se pasa. Es así. Seguramente, al decidir entregarme, eran personas demasiado jóvenes, condicionados por circunstancias, presiones, vaya a saber. No juzgo.
Deseo si encontrar. Que me lo faciliten de ser posible.
A lo sumo de mi lado, se encontrarán con las ambivalencias y contradicciones propias de todas las relaciones humanas.
Ah! La carta…será la próxima…
lunes, 16 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Laura/Mónica, es muy cierto lo que decís. En mi peregrinar por la web también he encontrado pocas historias de madres buscando a sus hijos. Se me ocurre que puede deberse a múltiples razones: temor, como bien vos decís, necesidad de dejar atrás esa parte dolorosa o difícil de su historia, o tal vez, y voy a una más cómun de lo que uno piensa, no todos tienen acceso a Internet. No todos tienen la capacidad de poder hacer uso de esta increíble herramienta para poder buscar. No todos saben que tienen derecho a buscar y que hay un mundo que les abre sus puertas. Pero no hay que perder la fe... soy de las que piensan que si tiene que ser, será. Que si dos personas se buscan y se piensan seguramente pueden volver a encontrarse. Y que si uno pone el corazón y el cuerpo en acción, sucederá.
ResponderEliminarBesos!!!
patri
pd: me tomé el atrevimiento de agregarte en mi blog cualquier cosilla me avisás!
Patri
pd