22 dìas ya desde mi ùltima entrada.
22dìas de enorme revolución interior. Para mì, para ella.
Ella, mi probable madre. Alguien frente a quien todavía me mantengo durita. Seguramente como protección por si no es. Porque si es, me voy a desarmar. ¡Còmo me voy a desarmar! Y/o…¿còmo me voy a desarmar? ¿de què manera? ¿ será de alguna que me permita conservar en pie las estructuras mìnimas de mi vida? ¿ o no? ¿ o va a caerse mi mundo entero para volver a empezar?
¿De què manera harè yo? ¿de què forma harà ella?¿ còmo, què, haremos ambas ,juntas, para empezar a construir ese vìnculo en el que es tan fundamental el inicio, sin que pueda ya suceder ese inicio?
Aunque el adn dè positivo ya no podremos retrotraernos al instante mismo del nacimiento, ni transformarme yo en aquella bebè , ni ella, ella…Ella, en aquella madre quinceañera a quien le fue arrebatada su hija.
Entonces, he aquí una gran incógnita: què inventaremos ambas para transitar lo màs saludablemente posible una situación para la cual no existe “jurisprudencia” y si la hay, es muy escasa y reciente.
La conocì el 8 de julio por la tarde. En un café.
Compartimos fotos, conversamos amigablemente, buscamos coincidencias, parecidos, indicios en cada detalle, en cada gesto; en la forma de hablar, de pensar, de sonreir…
Algunos encontramos, o nos pareció hacerlo; porque cuando uno/a se sabe perteneciente a un linaje, esa pertenencia està dada, y muchas veces el parecido no es tan marcado, sin embargo se es. En este caso, con ella, algunos datos aproximaban, otros dejaban ciertas dudas…no se podía asegurar sì, es, somos….
Sin embargo el deseo estaba. La tarde corrió, y antes de irnos nos paramos juntas, bien juntas frente al espejo del toilette del bar en la pesquisa de coincidencias.
-Tenès la misma sonrisa que mi hermana- dijo ella
- Pero tu piel es màs clara- dije yo
Y asì, màs cosas. Dichas todas desde el afecto instàntaneo que apareció apenas vernos, desde la expectativa y la esperanza de que sea, ojalà sea.
Porque si es, comienza un camino nuevo para ambas.
Porque si es, significa que la vida me habrìa dado la invaluable oportunidad de transitar el tramo que me queda conociendo mis orígenes, y muy probablemente, por las circunstancias de la historia, y las características tan llanas, simples y amorosas de la personalidad de ella, la posibilidad de a partir de ahora tener dos madres en lugar de una.
Porque si es sentamos juntas, ambas, jurisprudencia a la esperanza, para que otros/as en condiciones similares sigan creyendo que reencontrarse es posible.
El estudio de adn se hará el jueves 4 de esta próxima semana, y el resultado estarà en 7 dìas…7 largos y expectantes días…
Desde ya que una de las posibilidades es que el resultado sea negativo. Pensè, y hasta lleguè a escribir algunas ideas respecto de què pasa si no es; pero preferí borrarlas. No porque quiera obcecada e irracionalmente apostar al si es, sino que hablar de la posibilidad del no en este momento, serìa intelectualizar demasiado, ya que hoy por hoy, los sentimientos, el anhelo, están del lado del “sì, es”.
Si no es, ya veremos, ¿ un duelo? Sì, seguramente algún duelo habrá por ahì…¿cierta pèrdida de la sensación de que es posible encontrar? puede ser,pero después va a pasar, y la esperanza resurge siempre.
Por otro lado, ya lo dije, esta experiencia de estar tan a las puertas de la posibilidad de encontrar nunca la tuve; me quedo con eso como algo a favor, por ahora,y esta espera…que es dulce, y es amarga a la vez…
viernes, 29 de julio de 2011
jueves, 7 de julio de 2011
¿ Què pasa si se encuentra?
Eso es lo que me pregunto sin que mi cabeza pueda parar estos últimos días.
Despuès de un largo tiempo sin escribir en este blog, sin haber tenido siquiera la delicadeza de anunciar que me retiraba temporariamente, me veo hoy nuevamente impelida a comunicarme. Otra vez, haciéndolo desde las vísceras, como todas y cada una de las ocasiones en las que escribì aquí, en las que una especie de viento feroz me empujaba a hacerlo y no me dejaba tranquila hasta haber apretado el botoncito que dice publicar.
Allà por abril de este año, cuando dejè de escribir, la vida con sus vicisitudes me había absorbido, y hasta hubo momentos en los que lleguè a pensar , sin detenerme demasiado en el pensamiento, que por ahì ya estaba bien para mi búsqueda, que en una de esas tanto buscar me había servido para sanar por dentro esta pèrdida de mis lazos de origen, y que tal vez, ya no era tan importante encontrar en sì, como el hecho mismo de haber transitado el camino.
Supongo que es por eso que dejè de escribr aquí, pero, bueno es decirlo, pido disculpas por no haber avisado nada y dejarlo asì, colgado…
Digamos entonces que en los últimos tiempos mi” búsqueda” se limitò a entrar cada tanto en facebook a ver si había algún mensaje para mì. Siempre desde esa expectativa interna que conozco tan bien y que solo la experimento respecto de lo que es esta búsqueda: algo que se siente como altamente improbable, prácticamente un milagro ( y tendría un@ encima que creer que pueden suceder!).
Asì fue que aproximadamente un mes atrás, apareció una chica que buscaba a su hermana por la ciudad de La Plata, lugar en el que fui entregada. Tuvimos algunos pocos contactos en los cuales ella me fue contando la difìcil historia de vida de su madre, hasta que ràpidamente nos dimos cuenta de que no era probable el parentesco, ya que la madre, en la nebulosa (de los siempre y para todas) traumáticos recuerdos de la pèrdida de su hija, pudo reconocer que el mes del nacimiento hacìa frìo, quizá en abril, aunque no lo podía precisar.
Digamos que ese breve tiempo de conversación con esta posible hermana que luego no fue, me dejo pensando mucho en lo doloroso de esta historias para las mujeres que de una u otra manera perdieron a sus hijos. Ya sea que fueran entregas màs o menos forzadas concreta o emocionalmente, en todos los casos la consecuencia es una herida de por vida para ellas, imposible de cerrar.
Y ahora…¡ahora! Màs concretamente esta última semana, se cruza en mi vida una mujer. Una madre que busca a su hija a quien tuvo en su adolescencia ,y que, según su relato, le fue poco menos que arrancada de sus brazos para ser entregada al circuito del tràfico de bebès.
Esta mujer, esta madre que porta en su carne esa herida imposible de cerrar, cree ver en mì a su hija.
Ha recorrido el sitio de hijos biológicos que buscan su identidad y encontró en èl mi historia con una foto en la que aparezco, encontrando allì una coincidencia de fecha y de zona, junto con cierto parecido físico.
¿Què decir?
Es un momento vibrante. Porque sería apresurado y poco cauteloso de parte de ambas afirmar que somos madre e hija. Hace falta recorrer ciertos pasos que no podría precisar bien cuales son previamente. Entre ellos un examen de adn.
Pero en lo que necesito concentrarme es en el fenómeno que observo que nos està ocurriendo a ambas desde que nos sacudió la noticia. Digo asì, porque la sensación es la de una especie de terremoto emocional y en mi caso, ademàs identitario. Desde el martes que me enterè, dos días han pasado, y la tierra ¡no deja de moverse debajo de mis pies!
Creo que voy a tener que permitir que esto suceda, aùn a riesgo de saber que existe la posibilidad de que ella no sea mi madre y yo no sea su hija.
Habrá que dejar que esto pase, sencillamente porque es inevitable. No se puede frenar con facilidad la enorme ilusión y expectativa que se genera de resolver al fin el tremendo enigma que atraviesa la vida de cada una de nosotras en su mismísimo centro.
Al fin y al cabo, si nuestras conversaciones nos muestran que los datos no coinciden, o si avanzamos màs y el examen de adn diera negativo, yo siento que, de todas maneras, ambas habremos ganado. Màs allà de cierta desilusión, también inevitable.
Me refiero a que habremos vivido una experiencia que, al menos en mi caso, nunca antes habíamos atravesado: la de llegar hasta las puertas del reencuentro y poder sentir sus emociones ;no es poco. Y lo màs importante, habremos entablado u n vìnculo humano, que siendo como somos ambas partìcipes de un mismo entramado de búsqueda, aùn cuando no se cumpla esa máxima expectativa de haber encontrado una a su madre, la otra a su hija, habremos seguramente hallado una interlocutora màs con quien compartir historia, experiencias, sentires, por eso digo: ¡no es poco!
Ayer a la mañana hablamos por primera vez por teléfono. A pocos minutos de comenzar a hacerlo, se cortò la luz en casa y la comunicación quedò interumpida. Interferencias dijo después ella,la falta de luz y los obstáculos que rigen nuestras historias no puedo dejar de pensar yo.
Cuando nos volvimos a comunicar, quedamos en vernos este viernes por la tarde en un bar. Para conocernos, llevar fotos, datos, partes del rompecabezas a ver si es que encajan o no las piezas. Y a partir de allì decidir juntas como sigue la historia.
La expectativa es grande, pero anoche pude dormir bien. No asì el martes, estaba demasiado convulsionada. Veremos que pasa. Por supuesto que los tendrè al tanto, porque es importante que compartamos estas historias de búsqueda en sus distintos momentos. Nos ayuda a todos a ser.
¡Muchas gracias!
Despuès de un largo tiempo sin escribir en este blog, sin haber tenido siquiera la delicadeza de anunciar que me retiraba temporariamente, me veo hoy nuevamente impelida a comunicarme. Otra vez, haciéndolo desde las vísceras, como todas y cada una de las ocasiones en las que escribì aquí, en las que una especie de viento feroz me empujaba a hacerlo y no me dejaba tranquila hasta haber apretado el botoncito que dice publicar.
Allà por abril de este año, cuando dejè de escribir, la vida con sus vicisitudes me había absorbido, y hasta hubo momentos en los que lleguè a pensar , sin detenerme demasiado en el pensamiento, que por ahì ya estaba bien para mi búsqueda, que en una de esas tanto buscar me había servido para sanar por dentro esta pèrdida de mis lazos de origen, y que tal vez, ya no era tan importante encontrar en sì, como el hecho mismo de haber transitado el camino.
Supongo que es por eso que dejè de escribr aquí, pero, bueno es decirlo, pido disculpas por no haber avisado nada y dejarlo asì, colgado…
Digamos entonces que en los últimos tiempos mi” búsqueda” se limitò a entrar cada tanto en facebook a ver si había algún mensaje para mì. Siempre desde esa expectativa interna que conozco tan bien y que solo la experimento respecto de lo que es esta búsqueda: algo que se siente como altamente improbable, prácticamente un milagro ( y tendría un@ encima que creer que pueden suceder!).
Asì fue que aproximadamente un mes atrás, apareció una chica que buscaba a su hermana por la ciudad de La Plata, lugar en el que fui entregada. Tuvimos algunos pocos contactos en los cuales ella me fue contando la difìcil historia de vida de su madre, hasta que ràpidamente nos dimos cuenta de que no era probable el parentesco, ya que la madre, en la nebulosa (de los siempre y para todas) traumáticos recuerdos de la pèrdida de su hija, pudo reconocer que el mes del nacimiento hacìa frìo, quizá en abril, aunque no lo podía precisar.
Digamos que ese breve tiempo de conversación con esta posible hermana que luego no fue, me dejo pensando mucho en lo doloroso de esta historias para las mujeres que de una u otra manera perdieron a sus hijos. Ya sea que fueran entregas màs o menos forzadas concreta o emocionalmente, en todos los casos la consecuencia es una herida de por vida para ellas, imposible de cerrar.
Y ahora…¡ahora! Màs concretamente esta última semana, se cruza en mi vida una mujer. Una madre que busca a su hija a quien tuvo en su adolescencia ,y que, según su relato, le fue poco menos que arrancada de sus brazos para ser entregada al circuito del tràfico de bebès.
Esta mujer, esta madre que porta en su carne esa herida imposible de cerrar, cree ver en mì a su hija.
Ha recorrido el sitio de hijos biológicos que buscan su identidad y encontró en èl mi historia con una foto en la que aparezco, encontrando allì una coincidencia de fecha y de zona, junto con cierto parecido físico.
¿Què decir?
Es un momento vibrante. Porque sería apresurado y poco cauteloso de parte de ambas afirmar que somos madre e hija. Hace falta recorrer ciertos pasos que no podría precisar bien cuales son previamente. Entre ellos un examen de adn.
Pero en lo que necesito concentrarme es en el fenómeno que observo que nos està ocurriendo a ambas desde que nos sacudió la noticia. Digo asì, porque la sensación es la de una especie de terremoto emocional y en mi caso, ademàs identitario. Desde el martes que me enterè, dos días han pasado, y la tierra ¡no deja de moverse debajo de mis pies!
Creo que voy a tener que permitir que esto suceda, aùn a riesgo de saber que existe la posibilidad de que ella no sea mi madre y yo no sea su hija.
Habrá que dejar que esto pase, sencillamente porque es inevitable. No se puede frenar con facilidad la enorme ilusión y expectativa que se genera de resolver al fin el tremendo enigma que atraviesa la vida de cada una de nosotras en su mismísimo centro.
Al fin y al cabo, si nuestras conversaciones nos muestran que los datos no coinciden, o si avanzamos màs y el examen de adn diera negativo, yo siento que, de todas maneras, ambas habremos ganado. Màs allà de cierta desilusión, también inevitable.
Me refiero a que habremos vivido una experiencia que, al menos en mi caso, nunca antes habíamos atravesado: la de llegar hasta las puertas del reencuentro y poder sentir sus emociones ;no es poco. Y lo màs importante, habremos entablado u n vìnculo humano, que siendo como somos ambas partìcipes de un mismo entramado de búsqueda, aùn cuando no se cumpla esa máxima expectativa de haber encontrado una a su madre, la otra a su hija, habremos seguramente hallado una interlocutora màs con quien compartir historia, experiencias, sentires, por eso digo: ¡no es poco!
Ayer a la mañana hablamos por primera vez por teléfono. A pocos minutos de comenzar a hacerlo, se cortò la luz en casa y la comunicación quedò interumpida. Interferencias dijo después ella,la falta de luz y los obstáculos que rigen nuestras historias no puedo dejar de pensar yo.
Cuando nos volvimos a comunicar, quedamos en vernos este viernes por la tarde en un bar. Para conocernos, llevar fotos, datos, partes del rompecabezas a ver si es que encajan o no las piezas. Y a partir de allì decidir juntas como sigue la historia.
La expectativa es grande, pero anoche pude dormir bien. No asì el martes, estaba demasiado convulsionada. Veremos que pasa. Por supuesto que los tendrè al tanto, porque es importante que compartamos estas historias de búsqueda en sus distintos momentos. Nos ayuda a todos a ser.
¡Muchas gracias!
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